domingo, 31 de enero de 2016

Ululando...


Estoy frente a esta pantalla tratando de drenar en mis dedos las ideas que frenéticamente me recorren. El viento resuena en las ventanas, dando vuelo a la sensación de desasosiego que tengo dentro...
...y es que cada día se me hace más cuesta arriba lidiar con el mundo y sus habitantes.
Camino por un supermercado, de esos de "grandes superficies" y miro a mi alrededor un océano de gente dopada, montones de personas alrededor de una caja que pone "1 euro" "última unidad".
¿A donde vamos? ¿Qué nos pasa como especie? Y sobretodo ¿Cuando va a parar esto?
En la tele (Esa caja tonta que odio, que nos manipula y que no es más que un escaparate que alterna sus productos con un par de programas aunque nos haga creer lo contrario) se suceden escenas que no puedo definir de otra manera sino como grotescas: Cadáveres de gente ahogada mientras escapa de sus países... niños desnutridos porque no les llega comida en medio de una guerra...  atentados contra gente "occidental" que remueven los "cimientos" mientras simultáneamente a diario hay miles y miles de muertos de otro color, que no le importan a nadie... políticos que apestan, que son idénticos aunque se pinten de colores diferentes... desesperanza, desigualdad, injusticia... ¿Qué otro adjetivo usar?
Me puse (Desafortunadamente la ignorancia lleva consigo cierta paz) durante la mañana a revisar medicina legal, a leer algunas sentencias, un click lleva al otro y terminas leyendo de todo, y empecé a tener taquicardia, cólicos, náuseas y sobretodo ganas de salir corriendo, de tirar la toalla y de que no me importe ya nada ni nadie. No he cometido ningún delito.... y sin embargo siento sobre mis hombros el peso de miles de leyes e interpretaciones.
Estudié medicina con vocación. Supongo que como muchos con la creencia utópica de "hacer el bien". "Ayudar a los demás". Y una mierda. (perdón).
Una sala de urgencias no es más que una serie de personas amenazantes. Late en el ambiente la palabra denuncia, por no decir ya la palabra "reclamación". Cuando escribes la Historia Clínica, hay adjuntos que hasta te recomiendan (Muy sabiamente) que escribas "como si lo estuviera leyendo un juez". ¡Por favor! ¿alguien se siente como yo? Que decepción, que agotamiento... lanzo la pregunta al aire ¿Qué pasa con esos pacientes que te graban la consulta con los móviles de última generación? No estoy paranoico (O bueno, tal vez un poco). Ya me ha pasado.
Todavía soy residente, es verdad que puedo preguntarle a mi adjunto ante la duda, pero eso no me excluye de responsabilidad.... y además, cuando sea adjunto, ¿a quién le pregunto?
En estos momentos, estos asquerosos momentos en que me siento insignificante, consciente absolutamente de que mi vida es finita e intrascendente, que no soy más que un microscópico elemento dentro de un "punto azul pálido", estos momentos en los que sé que tengo 41 años, reconozco mi poca resistencia física al trasnocho y mi tendencia al pensamiento catastrófico, estos momentos en los que pienso que simultáneamente hay gente muriendo y gente naciendo, que mientras yo bajo la cisterna, hay gente que no tiene agua potable, que yo dejo la luz encendida y hay quienes no tienen electricidad, que no me cabe la ropa en el armario y me pongo lo mismo todos los días... estos días en los que brilla el sol afuera, pero el viento ulula en la ventana.... son estos días dolorosos en los que por un pequeño instante deja de importarme ser Psiquiatra, y me quedo sin nada que decir.





4 comentarios:

  1. Una buena forma de expresar la vomitera mental. Bravo !

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  2. Gracias Paloma! Por tu comentario y por pasarte por aquí.... Un abrazo

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  3. En este mundo caótico e injusto se hace cada vez más necesario encontrar oasis de paz y bondad (que algunos quedan y refulgen como estrellas). Y las guardias... ay, eso es lo que más temo de la residencia.

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  4. No temas, que allí es donde más se aprende... gracias por pasarte :-)
    Un besazo

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